viernes, 10 de noviembre de 2023

Corazón carpintero

 Modesto “Tito” Primo sigue, como hace casi siete décadas, al frente de su carpintería “La Barra”.


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El Aguacero digital 10 de noviembre 2023


jueves, 17 de agosto de 2023

CAMPESINO DE ALMA

Serafín Serrano a los noventa años, todos los días va al campo a realizar las labores rurales que emprende desde que era un boyerito.


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EL AGUACERO 17 DE AGOSTO 2023

martes, 20 de junio de 2023

El pueblo despidió a Néstor Beltramone

 

Néstor Beltramone, cuando asumió como Delegado Municipal

El domingo 18 una noticia dejó “helados” a todos más allá de la baja temperatura reinante: el repentino fallecimiento de Néstor Elisel Beltramone, mientras se encontraba disfrutando de unos días de paseo en San Rafael (Mendoza).
Beltramone tuvo una activa participación comunitaria, integrando distintas comisiones de instituciones locales, siendo durante más de una década tesorero de la Cooperativa de Electricidad, Obras y Servicios Públicos. En diciembre de 2017, el intendente Eduardo Campana lo designó Delegado Municipal, en reemplazo de Liliana Lovagnini y hasta que su estado de salud se lo permitió, sirvió con diligencia a los vecinos.
Como consecuencia de los trámites correspondientes y traslado, los restos de Néstor llegaron a Bunge recién después del mediodía de este lunes. Mucha gente estuvo allí a darle su último adiós: junto a Graciela su esposa y su hija Mariángeles, estaban también otros familiares, compañeros de escuela, pares de los consejos de administración que integró y también representantes de cooperativas vecinas; el personal de la delegación municipal cuyo aprecio supo ganarse en su breve paso por esa función, los muchachos de la peña de los jueves de la que Néstor era integrante …
El querido “Pichi” como sus amigos le llamaban, más allá de su jovialidad, encerraba “del corazón para adentro” dolores fuertes que siempre lo acompañaron, como la pronta muerte de su padre y de dos hijos a poco de nacer.
Como siempre se dice, la muerte deja cosas inconclusas. Así le sucedió seguramente a Néstor en el plano personal pero también a nivel comunitario, cuando tuvo que partir con sueños sin alcanzar. Justamente a él le tocó suscribir en representación de la Cooperativa en julio de 2013 junto al entonces intendente Gilberto Alegre, el contrato de obras de la red cloacal para Bunge que, a casi diez años, sigue sin concretarse.
Su corazón hacía rato que le venía dando avisos y tal vez por demasiadas lágrimas lloradas, Néstor optó por no renunciar a la reunión y la buena mesa con la familia o los amigos. El pasado domingo “el de la zurda” le dijo: “hasta aquí llegamos” y partió al reencuentro de sus padres, la modista Ester Prola también tan querida en el pueblo, Elisel su “viejo”, sus pequeños Agustín y Virginia.
Se fue un pedacito del pueblo al que amó y sirvió. ¡Se va con él nuestra gratitud!

                                     Junto a Liliana Lovagnini en su primer acto como
                                     Delegado Municipal







                                 Cooperativista. Néstor(3° de la izq.) en los 50 años de la Co
                                 perativa, inaugurando el Centro de Telecomunicaciones




sábado, 17 de junio de 2023

Sentido adiós a la “Señora Susana”

 

    En su Bunge amado. Marcelo Pozzi, Susana Romano de Pozzi y Susana Pozzi en 
los 50 años del Jardín de Infantes "Rosario Vera Peñaloza" (Mayo de 2016) 



Nos hemos enterado que ha fallecido por tierras santafesinas, Susana Romano de Pozzi, la recordada y querida esposa del médico que sirvió den Bunge por casi 40 años. Andaba por los 87 años y, según me contó su hijo Marcelo (“Cepillo” para los bungenses”) le puso “garra” y sentido del humor hasta sus últimos días.
Susana llegó a Bunge el 9 de noviembre de 1962, siguiendo los pasos de su novio Ercilio por entonces, quien un mes antes había llegado al pueblo por un reemplazo solo por tres meses. El destino les tendría preparada otra cosa: ¡vivir en Bunge 39 años! Un año después se casaron y aquí también nacieron sus hijos.
Blanca “Totita” Salvador, enfermera de la clínica que levantó Pozzi con la ayuda de todo el pueblo, la recordó a su Susana como “la instrumentista del quirófano”. Es que hace cincuenta años atrás, Pozzi con el anestesista Centeno, realizaban entre 6 y 7 operaciones en un fin de semana del mes. “Totita” la recordó a Susana como muy compañera y amiga de hacer bromas también, como aquella vez que le metió un sapo en el monedero a Blanca Torres que trabajaba en el escritorio de Leporati y todos los días iba a la clínica a tomar mate.
Compromiso comunitario
Susana se tomó muy en serio la propuesta del padre Mancuso de que se abriera un Jardín de Infantes en Bunge. Junto a otras personas se dieron a la tarea a movilizar el pueblo. Recordó esos comienzos cuando nos visitó en ocasión de las “Bodas de Oro” del Jardín en mayo de 2016. Decía en esa oportunidad: “De los comienzos del Jardín me acuerdo que fuimos a ver a “las nenas” Bunge, porque así le decían. Nos atendió Catalina y nos cedió la casa donde empezamos. Hubo que arreglar las paredes, el techo que se llovía por todas partes, pero cooperó muchísima gente”.
Los Pozzi-Romano se fueron del pueblo rumbo a Rosario en el año 2000 con tristeza en el corazón por las raíces echadas aquí. Ni Ercilio, ni su esposa ni sus hijos han olvidado jamás este pago. “Cuando nos reunimos en casa, siempre sale algo de lo que vivimos acá” contó Susana.
Como bien escribió en su cuenta de Facebook su compadre “Carlitos” (Carlos Jorge) González, Susana ha sido “esposa y madre ejemplar, solidaria, humilde y muchas cosas lindas más”. Esa “lindura” del alma hermoseó nuestra vida pueblerina y eso se agradece.
¡Hasta más vernos “Señora Susana”, saludos al “Doc”, ¡y Gracias por todo”!

Cumpleaños de su hijo Marcelo en el primer edificio  del Jardín de Infantes. Susana (arriba, la 1ra. de la izquierda) junto a las docentes Cristina Blasquez, Elena Clara Gutiérrez, "Marieta" Manassero y su mamá.Entre los niños sus hijos Marcelo y "Susanita". 

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lunes, 12 de junio de 2023

El valor de decir “NO”

 El basquetbolista Juan Antonio Abdala estuvo en Bunge y brindó el testimonio de su caída en las drogas y la lucha para escapar de sus garras



Numerosos vecinos, desafiando el intenso frío, se hicieron presentes el pasado viernes 9 en el SUM de la Cooperativa Eléctrica local. Con la organización de la citada entidad, poco después de las ocho de la noche, Juan Antonio Abdala, compartió e interactuó con los asistentes sobre la problemática de las adicciones. No es errático suponer que la importante convocatoria estuvo motivada por el recrudecimiento del consumo de sustancias prohibidas en el pueblo y la facilidad con que se consigue.
El deportista juninense, quien estuvo acompañado de su señora madre, hizo una descripción descarnada de su ingreso, casi distraídamente, al consumo de marihuana primero y de cocaína asociada al alcohol después, que lo llevaron a una situación límite.Abdala, como “disparador” de la reunión, preguntó a los presentes si conocían el significado de la palabra “adicto”. La profesora Fernanda Fogliatto se encargó de responder, señalando que ese término se traduce como lo “no dicho”. A partir de allí, más allá de la amarga experiencia de vida, el ex jugador de Argentino de Junín y otros clubes del básquet profesional, plantó algunos mensajes valiosos para que fueran recogidos por el auditorio.
La basura debajo de la alfombra
Abdala compartió que a los 19 años su madre lo sorprendió mostrándole el hallazgo de marihuana en su casa. Como él mismo lo señala en su libro “Crónicas de lo no-dicho”, “la desinformación que había sobre el tema por entonces (principios de los años “noventa”) era parte de una cultura que mandaba a parar todo debajo de la alfombra”. “Por favor Juan que no se en enteren en la familia, los tíos en el club, tu padre… ¡se pueden morir!” Esa negación de la realidad, lejos de erradicarla, le dio “alas” para que su problemática se profundizara.
De allí que el primer mensaje que Abdala bajó al público fue el de la imperiosa necesidad de comunicación en la familia, de enfrentar mediante el diálogo, situaciones que se puedan estar generando en algunos de sus miembros. Puso de relieve también, la importancia de poner el foco sobre la demanda de sustancias prohibidas a fin de “trabajar para que el ser humano no las elija”.
La fuerza del cariño
El visitante aludió al rol decisivo en su recuperación que tuvo su pareja por entonces, quien dio cuenta a su familia de la situación de droga dependencia en que se encontraba. En el libro ya citado se puede leer también una expresión de su madre, brotada desde su dolor y también como sacudón para la toma de conciencia: “¡Juan, yo traje un hijo para la vida, no para la muerte!” Fue entonces que, en común acuerdo con el entorno familiar se internó en un centro de rehabilitación del Gran Buenos Aires para emprender el que se conoce como “viaje de vuelta”.
Espacios de escucha
Hubo varias intervenciones de los presentes y se mencionó entre otras expresiones, la cobarde aceptación social de la droga que se percibe en Bunge y la necesidad imperiosa de que haya espacios de escucha confiables para quienes necesiten compartir los dramas que pueden estar agobiándolos, no solo para los jóvenes sino también para los padres.
Ante la consulta sobre posibles estrategias para que las instituciones locales puedan dar una respuesta, Abdala no aportó esquemas de abordaje, pero sí resaltó la necesidad de que exista una red de contención.
Destapar la olla
Fueron puestos en manos de Daniel Sofía, presidente de la cooperativa, varios ejemplares de “Crónicas de lo No –dicho” que fueron repartidos entre representantes de instituciones presentes en el encuentro.
Precisamente, casi al final del libro, se puede leer una especie de “hoja de ruta” para intentar comenzar a ponerle palabras a una situación que, ante la indiferencia de muchos y la complicidad incluso de quienes deberían tomar medidas, sigue pudriendo el tejido social.

“La comunicación es la responsabilidad indispensable para paliar un problema que, lejos de acercarnos una luz de esperanza, nos va metiendo cada vez más, la cabeza en el barro”
“¿Cuántas cosas hemos callado?; ¿Cuánto daño nos hemos hecho?”, se pregunta y nos pregunta Juan Antonio y señala la urgencia de “destapar la olla de una vez por todas. Hablar con nuestros hijos, logrando esa confianza tal que nos permita construir un presente más seguro”.
El desafío fue lanzado, lo que hay que ver ahora es si la comunidad se pone a jugar con espíritu de equipo, un nuevo partido decisivo a las drogas o se irá “una vez más a los vestuarios” a refugiarse en sus miedos para que los mercaderes de la muerte sigan haciendo su negocio a costa de la vida, especialmente de nuestros jóvenes.







 

 

 

 

 

 

 

martes, 30 de mayo de 2023

El gozo de estar volviendo

 El gozo de estar volviendo

Juan Carlos Emilio Smargiassi volvió después de casi una década a Bunge la tierra donde nació y de donde también era su mamá Nilda, recientemente fallecida 


Por Tomás Penacino
El apellido suyo no nos dice mucho a los bungenses, pero sí el de su mamá Nilda Gielis y de sus abuelos maternos Pedro Gielis y Josefa “Pepa” Careaga. 
“Carlitos” como lo llaman todos, nació aquí y no en un día cualquiera: el sábado 16 de abril de 1955. Ese día el pueblo celebraba el cincuentenario de su fundación y el doctor Carlos Horacio Seguí, se hizo su tiempo para atender el parto de Nilda en el medio del gran trajín de esos días. Es que el doctor Seguí era el presidente de la comisión de festejos y fue quien propuso se tome esa fecha para la conmemoración, que luego, no se sabe por qué, se traslado al 5 de abril.Como nunca se halló acta alguna de creación del pueblo, la propuesta del recordado médico partió de que el 16 de abril de 1905 se realizó en el hotel “Las Delicias” de General Villegas el primer remate de tierras del pueblo y colonia Emilio V. Bunge. “El doctor Seguí ayudó a mi madre a traerme al mundo y el padre Medina (Mario), me bautizó”, puntualiza Juan Carlos.
El visitante se acercó a nuestro domicilio acompañado de su parienta y delegada municipal Liliana Lovagnini. Se dio un momento de charla muy amena y con el ingrediente además de un paisaje en común y personas de mutuo conocimiento con mi esposa Susana Audisio, quien nació en La Cesira (Pcia. de Córdoba) y la familia de Juan Carlos, a semanas de haber abierto él los ojos al mundo, se radicó allí. 
“Carlitos” recuerda que alguien propuso que lo bautizaran con el nombre “Cincuentenario” en alusión al día de su nacimiento; finalmente optaron por agregar un tercer nombre: Emilio, en homenaje al fundador del pueblo. 

Los hilos de la historia
El primogénito de los Smargiassi Gielis, comparte los “porqués” de la radicación de sus padres en el sur cordobés: “Mamá y su hermana melliza María Ester, se reciben de maestras en La Plata. En La Cesira estaban radicado la tía Nélida Ojeda casada con el tío Aldo Viglione. Como hacían falta maestras allí, las dos hermanas se fueron para allá. Mi papá (Juan Carlos como él) era de Cañada Seca, aunque había nacido en Rufino. Ttrabajaba en el campo con mis abuelos, (eran nueve hermanos ellos) y le ofrecen a papá irse a trabajar a una fábrica láctea a La Cesira. Había tres fábricas de leche que eran de la “River Plate Dairy”. Empezó como operario, al poco tiempo lo ponen como encargado y después lo ponen como inspector. En ese tiempo se elaboraba la leche, se hacía crema, quesos y todo eso se transportaba en camión hasta la estación de trenes y por tren se mandaba a Buenos Aires. Los tíos eran los tutores de mi madre y la tía María Ester, asique cuando mis padres se conocieron, papá le tuvo que ir a “pedir la mano” a los tíos, Nosotros éramos seis hermanos y quedamos cinco: Yo, el mayor y después de mi María Delia, Daniel, María Inés y María Gloria”.
 
Los Smargiassi - Gielis en los 80 años del club de La Cesira. 
(De la izq) Daniel; (un nieto), Juan Carlos Emilio; Nilda; Marta 
(esposa de "Carlitos"); María Gloria y adelante María Inés. 
(Ausente en la foto María Delia, residente en España)


Pueblerinas
“Carlitos” marcado en su Fe por su madre, cuenta que fue monaguillo cuando niño y arrima algunos apuntes “eclesiales”: “Don Alfredo Chopitea (estanciero del lugar) hizo la Iglesia a las afueras del pueblo con una casa parroquial grande y le dijo al obispo que, si no mandaba un sacerdote para vivir allí, le prendía fuego a todo. Por eso el sacerdote de toda esa zona vive en La Cesira” y es párroco también de Viamonte, Pueblo Italiano, San Miguel…Yo era monaguillo del padre Famea (Luis Ángel), un sacerdote que estuvo después del padre Zechinatto (Antonio) y sabíamos ir también a Laguna del Monte y Tuyutí. Por entonces había una señora que era de Viamonte y se había ido a vivir a Junín. Tuvo como siete hijos. Le fue muy mal, se le murió el marido, eran muy pobres y se volvió a Viamonte. Cuando llega a Viamonte, la madre de esa chica también se enferma y muere. Entre los siete hijos había uno que se llamaba Hugo (Goicochea, de apellido) Iba a la Iglesia, le calló bien al padre. Un día fue a hablar con la madre y le dijo que se lo quería llevar con él para criarlo. Lo crio y los domingos que iba a dar misa a Viamonte, lo llevaba para que lo viera la madre. Cuando él se va a Italia, le pide a la curia permiso para llevárselo con él, pero, por varios problemas no podía. Lo tuvo que anotar como hijo, entonces la Iglesia lo dejó. El padre Zechinatto murió en un accidente".
El médico
Me fui a estudiar el secundario a Rufino (Santa Fe). Allí vivía con un tío y una tía; hice perito mercantil y con un grupo de amigos nos habíamos anotado para estudiar Ciencias Económicas en Rosario. Vino Alberto, un amigo y me dijo que intentara Medicina. Me fui a Córdoba para anotarme y me daban dos días para hacerlo. Volví a La Cesira, llevé todo, Hice el curso de ingreso, me recibí, me casé y ya me quedé allá. En diciembre pasado me jubilé como médico de la fuerza aérea civil, en el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, que es la que les da a los pilotos la licencia para volar. Ahora sigo ejerciendo la medicina en forma privada”, cuenta el bungense de nacimiento.

Hijo de muy buena madre
Las hijas mellizas del carnicero Pedro Gielis y de doña “Pepa” Careaga, Nilda Edith y María Ester, terminada la etapa de la instrucción primaria, pudieron estudiar en el colegio “María Auxiliadora” de La Plata donde estaban como pupilas. Allí convivieron con otra bungense, Josefa Berecibar, algunos años mayor que ellas y a la cual “Pepa” le gestionó una beca para que pudiera cumplir su sueño de seguir estudiando. En estos días de su visita al pago, Juan Carlos pudo visitar a “Chita” (Carmen Eugenia) hermana de Josefa y seguramente recordó cuando iba a visitar a su hermana y a “las Gielis” a La Plata.
Como ya se expresó, Nilda y su hermana se radicaron en La Cesira para ejercer la docencia y la mamá de “Carlitos” fue maestra y directora por más de veinte años de la Escuela primaria “General Victoriano Rodríguez”.
             Visitando a las estudiantes en La Plata. (De la izq.): Carmen Eugenia 
           Berecibar; María Ester Gielis; Hilda Rodríguez; Josefa Berecibar y 
                Nilda Gielis 

De Bunge hasta las muelas
Nilda siempre estaba volviendo; recuerdo una de sus visitas en octubre de 2008, cuando el templo parroquial “San Juan Nepomuceno” cumplió cien años y se le brindó un especial homenaje a su amada tía Ana María (Anita) Gielis.
Con sus 91 años (cumplidos el pasado 18 de noviembre) manejaba como un joven las redes sociales y el WhatsApp. Visitar su muro de Facebook era encontrarse permanentemente con “posteos” de publicaciones de Emilio V. Bunge y reiteradas veces hizo llegar su aporte para apoyar la labor de “La Mano Tendida en Bunge”, institución que nos toca presidir por aqui.
Admirada, respetada y amada por todos, pareciera que eligió el día para irse a los collados eternos: el 16 de mayo pasado, día del Santo Patrono de su pueblo, “San Juan Nepomuceno”.
                                 Cien años del templo parroquial de Bunge (2008). (De la izq.) 
                                 Nilda Gielis, Ana María Gielis y Carmen E. (Chita) Berecibar

En el corazón de La Cesira

Don Néstor Esteban Álvarez, vecino de La Cesira y cuyo padre también nació en Bunge, al saber del fallecimiento de Nilda, publicó hermosas palabras en su cuenta de Facebook que nos parecieron un hermoso broche para esta nota:
“Tenía 91 años, quizá un poquito más chiquita, nunca fue muy grande de físico, intacta en lo intelectual, en su bonhomía, sencillez, elegancia, fe cristiana. Verla era un placer, platicar un aprendizaje y un orgullo; haberla tenido de maestra un honor, conocerla y tratarla algo inolvidable e imborrable. Parece utópico, impensable, pero es la verdad, desde hace un rato la Sra. Nilda, o Nilda, como quieras, se fue a los pagos de Dios por allá arriba, si allí donde su "gringo" Juan Carlos, su esposo, compañero, de tan buen recuerdo como ella, seguro desde hoy no rezonga, sentadito en una silla y con su característica sonrisa, le estará dando la bienvenida a su nueva casa. Nosotros aquí en la tierra lloraremos cada cual a su modo, con lágrimas, malas palabras, puñetazos a la pared, o descargando la amargura con lo poco que sé hacer, escribir. No quiero abusar de mi memoria pero sí, crean que recuerdo haberla visto llegar al pueblo junto a María Ester, su papá y su mamá, sus pequeñas valijas, a instalarse en lo de don Aldo Viglione y su esposa Nélida Ojeda, sus blancos guardapolvos, impecables como lo fue toda la vida, su saber, desparramado a manos sueltas entre nosotros, su mansedumbre y humildad puesta a favor de quien quisiera instruirse. Pero, a no engañarse, confundirse: ¡si bien era buena como un pan, sabía exhibir su genio, su altitud cuando las circunstancias así lo ameritaban, y... vaya si sabía hacerlo! En épocas difíciles había que tener doble trabajo para ayudar al hombre, Maestra por vocación, Madre por amor, fue su elección, y vaya que tuvo éxito, sus alumnos damos fe de lo enorme de su capacidad puesta a nuestro servicio y el de su familia”.

                  Nilda (1ra. de la izq.) en LA CESIRA, durante la presentación de un libro




viernes, 24 de marzo de 2023

EL AGUACERO DEL NUMERO 73 AL 76 (último número) PARA VER ON LINE O DESCARGAR DE TU ORDENADOR

 

Les ofrecemos para descargar en su ordenador totalmente gratis,  los números 73 (Julio de 2018) ; 74 (Setiembre de 2018); 75 Noviembre de 2018) y 76 (Enero de 2019).

Hacé click con el botón izquierdo sobre DESCARGAR y te abrirá el enlace. Vas a él y puedes leerlo on line o descargarlo a tu computadora.



DSECARGAR N° 76